por Joel García Cobos
El hermano Enrique Bache Alpirez, ya no está con nosotros, su
lugar está vacío en el templo Adventista del Séptimo Día de la colonia
Chapultepec, en la iglesia todos lamentamos
su sensible fallecimiento ocurrido el sábado 23
de febrero de este 2013, a las 4 de la mañana, el Señor lo llamó al descanso, en
este día conforme al mandamiento.
El hermano Enrique fue un hermano en el Señor, bueno y noble,
de carácter fuerte, no se le movía de sus ideas, durante varios años se fueron
complicando sus problemas de salud, los últimos 6 meses estuvimos orando muchas veces por su
salud, estuvo muy malito internado varias veces en el hospital de Pemex, empresa en la que trabajó y alcanzó su jubilación, los
últimos días fueron muy dolorosos para él y su familia que cariñosamente lo
atendían, con paciencia y resignación iban viendo como poco a poco se iban sus
energías, y pudieron constatar su fe inquebrantable en nuestro Salvador.
Se quedó dormidito, así me comentaron su viuda, la hermana
Aida y su hijo Erick Dan al poder acompañar a su familia en la funeraria de Jubilados
Samuel Terrazas Zosaya de la colonia 27 de septiembre, y fue sepultado el domingo
24 a las 4 de la tarde en el panteón Jardines de los Ángeles.
En este 5 septiembre
cumpliría 70 años, fue hijo único del matrimonio formado por la hermana Enriqueta Alpírez Fernández y Evencio Bache Barrios, nació en El Paso de Cazones,
lo que hoy conocemos como Cazones de Herrera, Veracruz, donde transcurrieron felices sus
primeros años con sus padres, en una
casa que construyeron de este lado del río
Cazones, que con el tiempo y las inundaciones tuvieron que abandonar y moverse
con la población a una parte más alta, quedando la casa deshabitada y en ruinas.
Su padre
fue un hombre preparado, __me comentó una vez__ estudió la primaria,
gustaba vestir bien, tenía plantaciones de plátano roatán en Cazones y río
abajo, en el Morisco, que le dieron buenas ganancias sobre todo con el esplendor del Oro Negro, allá por 1938 a 1945, siendo
proveedor de una
conocida empresa norteamericana, llegó a exportar racimos de 1.70 Mts., con peso de
60 kgs; como tenía amigos bien conectados en
la política, llegó a ser Encargado
de la Oficina
de Recaudación de Impuestos, y luego Juez en Coatzintla,
Cazones y Espinal, cuando aún no habían carreteras y el traslado se hacía a caballo
y posteriormente avioneta.
Su señora
madre, Enriqueta, fue hija de don Tomás Alpírez Malerva y doña Beatriz Fernández de Alpirez, de buena posición
económica, pues poseían:
tierras, ganado y una miscelánea bien surtida;
tuvieron 4 hijos: Taurino, Enriqueta,
Daniel y Alicia. Este matrimonio era muy humanitario, pues llegó a
proteger hasta 30 niños desamparados dándoles sustento. Al romperse el vínculo
matrimonial de sus padres, Enrique continuó al lado de su madre, viviendo en la casa de sus abuelos, me
platicó en una de sus visitas.
Todo esto es parte del pasado, ya el hermano Enrique Bache duerme
en el Señor, esperando el bendito día de la segunda venida de nuestro señor
Jesucristo en que con voz de mando y trompeta lo levante de entre los muertos, para
darle el supremo galardón de la vida eterna. El hermano Enrique ya no está
entre nosotros pero sus obras continúan, fue una gran persona, supo levantarse
de sus tropiezos, por mencionar algo, contribuyó para fundar el templo de la
Chapultepec, junto con su esposa Aida trabajó en equipo en la ganancia de almas
y para construirlo.
Además, sentía una preocupación por las personas desamparadas
y privadas de su libertad, al grado que desde hace más de 18 años se dio a la
tarea de predicar el evangelio en el reclusorio local, en todos estos años
junto con otros muchos hermanos llevaron las felices nuevas de salvación a los reclusos,
también les llevaban víveres, productos de aseo personal, libros, revistas y
cobijas para ayudarlos a sobrellevar sus necesidades.
Como hermanos en Cristo lo extrañamos físicamente, ya no
estará en los estudios de la Biblia ni en los convivios, ni en las juntas de la
iglesia, pero nos reconforta saber que duerme en la bendita esperanza de su
pronto retorno, a su viuda, hermana Aida Paz, a su hijo Eric Dan, a sus 3
hijas: Fabiola, Kenia y Brenda, y a sus
yernos, nietas y nietos sepan que los acompañamos en estos momentos difíciles, y
demás familiares como su hermano Arturo,
primos y sobrinos, les comparto esta lectura para reconfortarnos en la
esperanza que pronto lo volveremos a ver, no estén tristes, sigamos esperando con diligencia el feliz retorno en
que volveremos a ver a nuestro hermano: Enrique Bache Alpírez.
Apocalipsis 22
Reina-Valera
1960 (RVR1960)
22 Después
me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que
salía del trono de Dios y del Cordero.
2 En medio de la calle de la
ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce
doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la
sanidad de las naciones.
3 Y no habrá más maldición; y el
trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,
4 y verán su rostro, y su nombre
estará en sus frentes.
5 No habrá allí más noche; y no
tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los
iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.
La venida de Cristo está cerca
6 Y me dijo: Estas palabras son
fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha
enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder
pronto.
7 !!He aquí, vengo pronto!
Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.
8 Yo Juan soy el que oyó y vio
estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los
pies del ángel que me mostraba estas cosas.
9 Pero él me dijo: Mira, no lo
hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que
guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.
10 Y me dijo: No selles las palabras
de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca.
11 El que es injusto, sea injusto
todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique
la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.
12 He aquí yo vengo pronto, y mi
galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.
13 Yo soy el Alfa y la Omega, el
principio y el fin, el primero y el último.
14 Bienaventurados los que lavan sus
ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en
la ciudad.
15 Mas los perros estarán fuera, y
los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que
ama y hace mentira.
16 Yo Jesús he enviado mi ángel para
daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de
David, la estrella resplandeciente de la mañana.
17 Y el Espíritu y la Esposa dicen:
Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome
del agua de la vida gratuitamente.
18 Yo testifico a todo aquel que oye
las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas,
Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro.
19 Y si alguno quitare de las
palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la
vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.
20 El que da testimonio de estas
cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.
21 La gracia de nuestro Señor
Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.