1. Tendremos un nuevo cuerpo (1Co 15: 50-54, 2Co 5: 4)
Nuestro cuerpo actual se cansa, siente dolores y se vuelve enfermo. Con el tiempo, envejece y se vuelve lento. Nuestros ojos se oscurecen, y la audición disminuye. Surgen las arrugas, y la gravedad nos vence. La mayoría de la gente no está feliz con su cuerpo. Millones se gastan en cirugías y tratamientos para corregir o cubrir las imperfecciones. En el cielo, no necesitaremos más de esos recursos.
2. Viviremos en la mejor casa que se pueda imaginar (Jn 14: 1-4)
Aquí no hay ninguna casa perfecta. Nos mudamos muchas veces. Nunca estamos plenamente realizados con las casas. Siempre habrá algún problema, como habitaciones pequeñas, falta de espacio, líneas telefónicas o abastecimiento de agua precarias, nieve para ser removida. En el Cielo, viviremos en la casa perfecta. Si en seis días Dios hizo este mundo extraordinario, ¿qué no estará preparando en milenios?
3. Tendremos alimento incomparable (Ap. 19: 9, Mt 8:11)
¿Cuál es el mejor restaurante en el que has comido? O tal vez usted nunca se dio a ese lujo. En una enorme mesa, participamos en el mejor menú posible, y el chef es Jesús mismo.
4. Encontraremos a personas interesantes (Heb 11:39, 40)
Por años, oímos hablar de ellas. Llegará entonces el momento de encontrarlas. ¿Con quién más te gustaría hablar? ¿Adan? ¿Eva? ¿Moisés? ¿Ruth? ¿Daniel? ¿Pedro? ¿Pablo? ¿Nicodemo? ¿Zaqueo? Ellos serán sus amigos en la eternidad.
5. Reencontraremos a nuestros seres queridos (1Tes 4: 13-17)
Pienso en mi padre, mi madre, hermanos y amigos. Deseo verlos otra vez y oír su voz. Quiero ver fisonomías que nunca olvidé y sujetar sus manos.
6. El cielo será la tierra del “no más” (Ap. 7:16, 17, 21: 4)
No más hambre, sed, desencantos, lágrimas, muerte, separaciones. No más inseguridad ni puertas cerradas. Nada de injusticia, violencia, cosas impuras ni personas malas. Piense en las cosas que aquí le desagradan. No estarán allí. No habrá más pecados y caídas (Ap. 21:27).
7. La más radiante y dulce razón (1 Juan 3: 2; 22: 4)
Veremos a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo cara a cara.
Amin A. Rodor (Meditações Diárias: Encontros com Deus, p. 368)
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