miércoles, 27 de julio de 2011

Qué hermoso es disfrutar la vida.

"Bendice alma mía a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo  nombre. Bendice, alma mía a Jehová, y no olvides  ninguno de sus beneficios. Él es el que perdona todas tus iniquidades; el que rescata del hoyo  tu vida; el que te corona de favores y misericordia; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezca como el águila”. Salmo 103: 1-5


Poza Rica, Ver. Qué hermoso es disfrutar  los momentos bellos  que tiene la vida. Hace unos días me invitó mi amigo Roberto  Castro Jr. al Recital de Verano 2011 de su taller de música, sus 21 alumnos terminaron satisfactoriamente el semestre y darían una muestra de sus avances en el estudio de la técnica del violín, piano, flauta y clarinete.

Yo contento de salir a la calle, y más aún de disfrutar de la hermosa música de violín y piano, así que, con tiempo, invité varios amigos, entre ellas a Vero y a Rocío,  y a mis hermanas. Gracias a Dios que mi hermana pudo salir temprano de su trabajo, y un amigo también  llegó para auxiliarme, llegamos al auditorio de PEMEX minutos antes del inicio, y al no tener rampa de acceso para personas en silla de ruedas, 3 amables trabajadores me ayudaron a subir 3 escalones y ya adentro me acomodaron  de tal forma que  pudiera disfrutar del concierto, y no entorpecer con mi voluminosa silla de ruedas abatible, el paso del público.

El recital estuvo hermoso, con todo lo que implica asistir en vivo a estos eventos: el lugar, la música, la gente, las prisas, el nerviosismo, el vestuario, los que llegan temprano, los que llegan tarde, los cuates que te dicen ir y no van, los que te aseguran  no ir y a la mera hora van,  los aplausos, la ternura de los niños, su nerviosismo, las melodías que te recuerdan algo, las que habías olvidado, tus predilectas, las interpretaciones que te hacen exprimir el pañuelo, etc. Un cúmulo de sensaciones y motivos de agradecimiento a DIOS por darte la vida.

Al finalizar el recital, 2 de mis grandes amigas, que tienen un cuarteto de música llamado Doppia Fermata, _que al parecer quiere decir en italiano doble pausa o doble silencio_ interpretaron la Pequeña Serenata, del genial Mozart, Teté _viola_ y Claudia Castro Guerrero _violín_, acompañadas de dos talentosos jóvenes, _que por cierto son hijos de Teté _Mariana Estefanía y Luis Eduardo Vázquez Castro. Me sentí muy a gusto ver hasta dónde ha llegado esta talentosa familia de músicos, los Castro Guerrero, originarios de aquí de Poza Rica, y que emigraron al puerto de Tampico a estudiar música, y ahora son catedráticos en la Facultad de Música de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, además Teté y Claudia están estudiando su Doctorado.

(A Teté y a Claudia no las veía desde septiembre de 2008, año en que pasé por Tampico y llegué a la agradable casa de Teté y Rodrigo, por 3 días, que se prolongaron por  3 hermosas semanas, dándome muestras de amistad y celebrando haber presentado con todo éxito mi  examen profesional).

Cuando regrese a casa,  me sentí contento de escuchar esa hermosa música, varias de esas melodías, son conocidos himnos que canta la cristiandad, y antes de dormir, oré al Creador dándole las gracias por este día, por haberme permitido ir al recital, ir porque me envió a todas esas personas para que yo pudiera ir, y oré a Dios para que bendiga a cada una de las personas en este día me ayudaron.



 

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