En Raise a Leader [Educa a un líder] (p. 27), cuento la historia de un profesional con grandes logros que confió en mí y me contó el trauma, y la baja autoestima resultante, que sus padres le causaron cuando señalaron a su mejor amigo y dijeron: “¿Por qué no puedes obtener buenas notas como Richard?
Él sí parece un líder”. El mensaje de esta historia es que los padres ejercen una impresión duradera sobre los hijos. Somos sus héroes de confianza. Es así que nuestras palabras definen su mundo; nosotros les decimos quiénes son y anunciamos en qué se convertirán. Los padres escriben el guión. ¿Qué guión estás escribiendo?
Por otro lado, tenemos la historia de Dick Hoyt y su hijo discapacitado, Rick, cuadripléjico. Rick no podía hablar, pero trabajando con ingenieros, sus padres le dieron voz a Rick. Rick selecciona letras en una pantalla de computadora para formar palabras y frases. A los trece años, Rick “dijo” a su padre que quería “correr” en una carrera. Luego de la carrera, mientras Dick empujaba la silla de ruedas de su hijo, Rick comentó a su papá que cuando “corre” siente que su discapacidad desaparece. Los padres de Rick vieron las discapacidades de su hijo, pero al conocer su inteligencia lo animaron en sus sueños y buscaron maneras de hacerlos realidad. Los padres de Rick le “escribieron” un guión de éxito.
Según nuestro versículo, las palabras o bien matan o dan vida. Y nosotros podemos elegir. Nosotros elegimos si seremos agentes de vida o portadores de muerte. Hoy es un nuevo día; nuevas oportunidades nos esperan. ¿Qué palabras elegiremos usar en nuestros hogares, nuestro lugar de trabajo o con nuestros compañeros de trabajo o supervisores? ¿Qué palabras elegirás cuando hables con tu hijo o tu cónyuge? Si un compañero de trabajo es irrespetuoso, ¿qué palabras elegirás? Y si tienes el “peor jefe del mundo”, ¿qué palabras usarás?
Hasta las palabras que decimos sin pensar pueden volver sobre nosotras, para atormentarnos. Las palabras son poderosas; tómalas en serio. Las palabras pueden dejar una impresión positiva; pero también pueden condenar. Las palabras importan. Decir a tu hijo que es malo, imposible, malcriado y demás, le envía el mensaje de que es malo. Para ese niño, hacer cosas buenas no cambiará esa etiqueta. La impresión ya está hecha.
Señor, ayúdame hoy a decir palabras que inspiren, animen y extraigan lo mejor de los demás.
Prudence LaBeach Pollard
DEVOCIÓN MATUTINA PARA DAMAS 2017
VIVIR EN SU AMOR
Carolyn Rathbun Sutton – Ardis Dick Stenbakken
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