viernes, 7 de junio de 2013

Festejan a los niños en el templo Chapultepec.


La iglesia adventista del séptimo día de la colonia Chapultepec tuvo a bien celebrar a los niños el sábado 27 de abril , pasando con sus familiares, amigos y maestros un día muy agradable.

En los diferentes departamento los niños escucharon historias del amor de Dios que tiene por la humanidad; pintaron cuadros alusivos; a su vez,  en el Culto Divino, dos niños acompañaron al pastor Enrique Sánchez Vázquez y al anciano Jorge García Cobos en la plataforma anunciando los himnos de adoración y  las oraciones de gratitud; El pastor basó su inspirador mensaje en 2da de Reyes 5 del 1 al 19:

Sanidad de Naamán

 5 El rey de Aram sentía una gran admiración por Naamán, el comandante del ejército, porque el Señor le había dado importantes victorias a Aram por medio de él; pero a pesar de ser un poderoso guerrero, Naamán padecía de lepra.[a]

En ese tiempo, los saqueadores arameos habían invadido la tierra de Israel, y entre sus cautivos se encontraba una muchacha a quien habían entregado a la esposa de Naamán como criada. Cierto día, la muchacha le dijo a su señora: «Ojalá que mi amo fuera a ver al profeta de Samaria; él lo sanaría de su lepra».

Entonces Naamán le contó al rey lo que había dicho la joven israelita. «Ve a visitar al profeta —le dijo el rey de Aram—. Te daré una carta de presentación para que se la lleves al rey de Israel».

Entonces Naamán emprendió viaje y llevaba de regalo trescientos cuarenta kilos de plata, sesenta y ocho kilos de oro,[b] y diez mudas de ropa. La carta para el rey de Israel decía: «Mediante esta carta presento a mi siervo Naamán. Quiero que lo sanes de su lepra».

Cuando el rey de Israel leyó la carta, horrorizado, rasgó sus vestiduras y dijo: «¡Este hombre me manda a un leproso para que lo sane! ¿Acaso soy Dios para dar vida y quitarla? Creo que sólo busca pelear conmigo».

Sin embargo, cuando Eliseo, hombre de Dios, supo que el rey de Israel había rasgado sus vestiduras en señal de aflicción, le envió este mensaje: «¿Por qué estás tan disgustado? Envíame a Naamán, así él sabrá que hay un verdadero profeta en Israel».

Entonces Naamán fue con sus caballos y carros de guerra y esperó frente a la puerta de la casa de Eliseo; 10 pero Eliseo le mandó a decir mediante un mensajero: «Ve y lávate siete veces en el río Jordán. Entonces tu piel quedará restaurada, y te sanarás de la lepra».

11 Naamán se enojó mucho y se fue muy ofendido. «¡Yo creí que el profeta iba a salir a recibirme! —dijo—. Esperaba que él moviera su mano sobre la lepra e invocara el nombre del Señor su Dios ¡y me sanara! 12 ¿Acaso los ríos de Damasco —el Abaná y el Farfar— no son mejores que cualquier río de Israel? ¿Por qué no puedo lavarme en uno de ellos y sanarme?». Así que Namaán dio media vuelta y salió enfurecido.

13 Sus oficiales trataron de hacerle entrar en razón y le dijeron: «Señor,[c] si el profeta le hubiera pedido que hiciera algo muy difícil, ¿usted no lo habría hecho? Así que en verdad debería obedecerlo cuando sencillamente le dice: “¡Ve, lávate y te curarás!”». 14 Entonces Naamán bajó al río Jordán y se sumergió siete veces, tal como el hombre de Dios le había indicado. ¡Y su piel quedó tan sana como la de un niño, y se curó! 15 Después Naamán y todo su grupo regresaron a buscar al hombre de Dios. Se pararon ante él, y Naamán le dijo:

—Ahora sé que no hay Dios en todo el mundo, excepto en Israel. Así que le ruego que acepte un regalo de su siervo.

16 Pero Eliseo respondió:

—Tan cierto como que el Señor vive, a quien yo sirvo, no aceptaré ningún regalo.

Aunque Naamán insistió en que aceptara el regalo, Eliseo se negó. 17 Entonces Naamán le dijo:

—Está bien, pero permítame por favor cargar dos de mis mulas con tierra de este lugar, y la llevaré a mi casa. A partir de ahora, nunca más presentaré ofrendas quemadas o sacrificios a ningún otro dios que no sea el Señor. 18 Sin embargo, que el Señor me perdone en una sola cosa: cuando mi amo, el rey, vaya al templo del dios Rimón para rendirle culto y se apoye en mi brazo, que el Señor me perdone cuando yo también me incline.

19 —Ve en paz —le dijo Eliseo.

Así que Naamán emprendió el regreso a su casa.

El pastor extrajo varias enseñanzas de este pasaje bíblico, entre ellos que los jóvenes y niños también son útiles para su servicio si se  toman de la mano del Señor; momentos después se procedió a la ceremonia bautismal de 2 jovencitas, por la tarde, Daniel Lugo presentó para honra y gloria de Dios un bello  concierto con 10 hermosas melodías, y al oscurecer, se  despidió el santo sábado, se rompieron piñatas, se repartieron bolsitas con dulces, se compartió una rica merienda y se saboreó un rico pastel.

Así mismo, se editó un video que con gusto presentamos.

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